Tendencias en decoración 2025/2026: texturas, colores y materiales

El mundo de la decoración está viviendo una transformación profunda. Las personas buscan crear espacios que no solo sean visualmente atractivos, sino que también transmitan bienestar, calma y conexión con la naturaleza. Para los años 2025 y 2026, las tendencias se inclinan hacia propuestas más auténticas, materiales honestos y procesos conscientes. Esta evolución refleja un deseo creciente por habitar lugares que nos reconecten con lo simple, lo natural y lo artesanal.

Estas tendencias no surgen de la moda pasajera, sino de un cambio cultural más profundo. La interioridad, el descanso, la sostenibilidad y lo hecho a mano se convierten en pilares fundamentales al momento de decidir qué piezas incluir en nuestro hogar. El macramé, los textiles naturales, los objetos reciclados y las piezas con historia cobran protagonismo, dejando atrás la estética puramente industrial.

Colores tendencia: paletas que abrazan la calma y la tierra

Los tonos que predominarán están relacionados directamente con el bienestar emocional. Colores como arcilla, terracota, beige, verde oliva y arena serán los más utilizados, ya que evocan tranquilidad y conexión con los elementos naturales. Estas paletas tienen la capacidad de transformar los ambientes en refugios sensoriales donde es fácil descansar la vista y la mente.

Además de los tonos tierra, también aparecerán acentos en azul profundo, índigo y verde bosque, que aportan contraste sin romper con la armonía general. Estos colores funcionan especialmente bien en piezas decorativas artesanales como tapices, cuencos, cojines o caminos de mesa, permitiendo añadir profundidad sin saturar.

Texturas que se sienten: el auge de lo táctil

La percepción táctil se volverá una dimensión central. Se valorarán más las fibras gruesas, los relieves, los nudos y las superficies que invitan a tocar. Los textiles trenzados, el algodón reciclado, la lana natural y la cuerda sin tratamientos químicos serán protagonistas en tapices, colgantes, alfombras y mantas.

Esta tendencia refleja una búsqueda de calidez real. En un mundo hiperdigital, los hogares se convertirán en espacios donde el cuerpo vuelve a tener protagonismo. Las texturas artesanales transmiten cercanía, humanidad y autenticidad, sacándonos del ritmo acelerado para ofrecernos un respiro.

Materiales naturales: un regreso hacia lo esencial

El protagonismo de lo natural continuará en ascenso: cerámica sin esmaltes químicos, madera en tonos crudos, lino, algodón orgánico, arcilla y fibras vegetales se integrarán con mayor fuerza en la decoración interior. Se priorizarán materiales que puedan envejecer con belleza, que se sientan orgánicos y que no generen contaminación.

El macramé y las artes textiles volverán a lucirse no solo como tendencia decorativa, sino como manifestación de un estilo de vida consciente. Las piezas únicas y hechas a mano reemplazarán a los objetos masivos, creando ambientes donde cada detalle tiene un significado.

Espacios con propósito: diseño que cuenta una historia

Los hogares ya no se decoran solo “para verse bien”: se construyen para sentirse y vivirse. La tendencia más fuerte será la creación de espacios con propósito —lugares que inviten a la calma, al foco creativo, a la conexión familiar o a la expresión personal.

Las piezas artesanales juegan un rol esencial aquí, porque añaden alma y autenticidad. Un tapiz tejido a mano, una lámpara hecha de fibras naturales o una pieza de macramé elaborada con técnicas tradicionales hacen que los espacios se sientan más reales y significativos.

Decorar con materiales naturales es más que una moda: es un reflejo de cómo queremos vivir.

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